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viernes, 20 de mayo de 2011

EL PUENTE DEL INCA

Éste lugar preciosímo, está en la provincia de Mendoza, mi ciudad natal, espero que puedan conocerlo y mientras tanto conozcan su leyenda. ;)
Cuenta la leyenda que hace muchos, muchísimos años, el heredero del trono del Imperio Inca, se debatía entre la vida y la muerte, siendo víctima de una extraña y misteriosa enfermedad.

Las curas, rezos y recursos de los hechiceros nada lograban y desesperaban por no poder devolverle la salud.
El pueblo amaba intensa y entrañablemente al Príncipe de los Incas. Invocaba a sus Dioses y realizaba sacrificios en su honor.
Fueron convocados los más grandes sabios del reino, quienes afirmaron que sólo podría sanarlo el maravilloso poder del agua de una vertiente, ubicada en una lejana comarca.
Partieron en numerosa caravana, vencieron infinidad de dificultades, marcharon durante meses en que veían agotadas sus fuerzas, y un día se detuvieron ante una profunda quebrada, en cuyo fondo corrían las aguas de un tempestuoso río.
Enfrente, en el lado opuesto, se observaba el codiciado manantial, pero... ¿cómo hacer para llegar a ese inaccesible lugar?
Meditaron durante mucho tiempo, tratando de buscar una forma de llegar hasta las milagrosas aguas, pero todo era en vano.
Cuando ya la desesperación los dominaba: aconteció un hecho extraordinario: de pronto se oscureció el cielo, tembló el piso granítico y vieron caer, desde las altas cimas, enormes moles de piedra que producían un estrépito aterrador.
Pasado el estruendo, y más calmado el ánimo, los indígenas divisaron asombrados, un puente que les permitía llegar sin dificultad hasta la fuente maravillosa. Transportaron hacia ella al Príncipe, quien bebió de sus aguas y pronto recuperó la salud.
La omnipotencia del Dios Inti, el Sol, y de Mama-Quilla, la Luna, habían realizado el milagro.
Así surgió ese arco monumental de piedra, que recibió el nombre de “Puente del Inca”, que se levanta custodiado por el Aconcagua, rodeado por la imponente belleza de los Andes.


LEYENDA ARGENTINA

ÁRBOLES SAGRADOS
Allá en el principio de los tiempos, cuando los hombres peleaban su lugar y su predominio sobre las otras criaturas en su mundo recién salido de las manos sagradas de futa chao, el Dios Padre resolvió darles un guía... Ese guía saldría de ellos mismos, sería llamado Chamán y encaminaría su pueblo por la vida...
La antigua historia no se detiene, y cuenta también el viaje al más allá del "elegido". Así sabemos del vuelo mágico hacia el Centro del Mundo, donde hunde sus raíces el legendario Árbol Cósmico. Allí el que será chamán deberá subir los tapty (peldaños del árbol chamánico) y se detendrá para venerar en su camino a la Luna y Sol...y también dormirá un largo sueño en sus ramas, como huevo empollando por el Ave sagrada, hasta que esté formado y listo para la misión Divina.

Muchas culturas del Tierra hablan del Árbol Divino. ¿Una misteriosa coincidencia más?... Lo diferente es la especie, aunque se mantiene la constante sagrada.
Entre los yakutes es un abeto gigante, en cambio una hermosa leyenda uranicaza, la de los trágicos amores de bo-khan, el primer chamán, y una doncella celeste, cuenta que el fruto del amor humano- divino fue un niño que su madre despechada abandonó bajo un árbol para que éste lo nutriera con su savia. Ese árbol era un álamo, y de él se dice que desciende la raza de los chamanes...Seguramente este sea el origen del porqué el chamán asiático sube los siete peldaños simbólicos en un altar hecho con madera de álamo...
Sin embargo entre los Araucanos y Mapuches de la Patagonia el árbol sagrado por excelencia es el folle o canelo, en el que cuentan se siente Nguenechén, el dios de las raza indígena... Los indios respetuosos del mito milenario saben que bajo su sombra no se puede mentir o hacer promesas vanas... porque la amenaza de castigo es terrible para el transgresor, y también han aprendido que con el run run (giro en círculos), y una varita de canelo anuda un hilo se ahuyenta a huecuvú, el maligno.
Más todavía: en el sur de Chile el cultrún propiciador y también el rehue (o altar ceremonial), con sus siete escalones por donde sube la machi, están hechos con las madera del canelo sagrado para que la hechicera logre el máximo de inspiración divina. Los mapuches de la argentina austral, en cambio, quizás porque el canelo allí no es especie arbórea sino arbustiva, lo han desplazado como madera para el altar de las ceremonia; en su lugar emplean doce cañas de colihue, que sólo por esta razón adquieren un toque mágico... el que se extiende inclusive a las cañas cuando llevan en alto las banderas de cada lonco (tribu) en las fiestas rituales.
Dicen que en la flora austral cada especie tiene un espíritu guardián que reside en ella y la protege... Por eso el aborigen, antes de cortar la más pequeña rama o recoger un fruto, deberá pedir permiso a su invisible "señor". Los dueños de los árboles más venerados y propiciados con ofrendas materiales son los del canelo, del maitén, del boldo,... y del pehuén. Cada uno tiene su rango divino, y el aura mítica lo envuelve a los ojos azorados del indígena...
Su antigua creencia le explica que el Dios vive en el maitén, y que por eso su porte elegante y su floraje brillante. Al mismo tiempo se siente protegido por él... sino ¿cómo abría, sin el maitén, para contrarrestar los efectos de las plantas demoníacas o malignas?
La tradición le ha enseñado que el sagrado boldo es una del las apariencias del Am o "alma externada" de los que han ido poco tiempo, y por eso los respeta y cuida... Si el árbol crece sano y en abundancia: ¿qué mejor garantía para la abundancia en las cosechas y en los ganados? Es más, la leyenda afirma que quien consuma su fruto vivirá larga vida, sobre todo si recoge el medio de una noche obscura y tormentosa... Eso sí: luego de permiso al "dueño" y de obsequiarlo con el consabido tributo.
El pehuén, en especial, recibe el cariño y la veneración de los antiguos habitantes del sur, sobre todo en Neuquén. Lo sienten tan profundamente propio que lo han elegido como un emblema, y se llaman así mismo los "pehuenches”. E incluso como los hijos suyos buscan para el casamiento la bendición del mítico pehuén, la que les asegurará una unión buena y fecunda. Y es forma que lo consiguen... si el primer encuentro ente los esposos se realiza bajo las ramas protectoras de la especie sagrada.
Entre todos los pehuénes el Picún Chao del cajón del manzano es el pino santo por excelencia... ¿Cómo no homenajearlo y congregarse en trono a él si el milagro lo ha marcado visiblemente? Es que una tormenta perdida en el tiempo del Hacha del temible Pillán araucano, el rayo lo abatió... pero resurgió de sus cenizas en un retoño vivoroso, símbolo del triunfo de la vida sobre la muerte. Por eso, en las festividades principales, promesantes de distintos puntos de la Patagonia peregrinan hasta el Picún Chao y no le dejan su ofrenda incompleto silencio, respetuosos del portento de este misterio de la naturaleza.
En memoria colectiva de las comunidades aborígenes vive el recuerdo de las sacralidad del coíhue, o el alerce... o del seco y retorcido algarrobo del gualicho. Muchos ya han olvidado los porqué o las causas primera del mito, pero de generación en generación los patagonienses han cuidado celosamente la preservación del culto a los árboles y su presencia mágica.
Para el blanco una planta es... una planta. De ella podrá obtener utilidades varias, pero seguirá siendo sólo un vegetal. Para el indio, en cambio, una planta es vida espiritual también, y le reconocen no sólo usos sino sobre todo virtudes. Por eso hablarán de plantas divinas, diabólicas o mágicas... y con cada una trabarán relaciones especiales.
Los viejos muy viejos han enseñado a los jóvenes a distinguir a las planta diabólicas como el litre y el latué en Chile, o el parasitario quintral, el que busca el trueno, en las laderas y largos cordilleranos de la argentina austral. A ellas le quemarán como leña para extirpar al demonio, pero se persignarán al tocarla, y escaparán del humo maléfico que suele traer erupciones y conjuntivitis a los incautos. Y si solamente pasarán a su lado durante un viaje si no deberán olvidar el conjuro: "-yo soy el litre y tú Juan (dice el indio Juan)" de modo que el árbol se equivoque y descargue su veneno sobre sí mismo. Claro que otras culturas de la región son más expeditivas: prefieren el método directo del azote... y castigan al maligno con las ramas divinas del maqui, del natre o del maitén.
Verdaderos especialistas en plantas mágicas son los dunguves , los adivinos y curanderos del amor, los que dominan los secretos estimulantes, propiciadores y afrodisíacos del pailahua, el llaquén o paramel, el mellico lahuén... y otras plantas hueñan hue para el deseo. ¿Cómo no recurrir al pailahue si se quiere recuperar el amor del hombre infiel?. ¿O al nüume lahuén para obtener el amor? ¿O al latué que debitao a nula la personalidad... con cuidado en no excederse en las dosis por que la muerte puede llevarse a la persona deseada?.
El conocimiento del reino vegetal no puede descuidar los usos y peligros de plantas venenosas de probada eficacia como los hongos, el pichoga, el chamico y el colliguay, que da modo aprenden la historia de caiquenito distraído, el que se quedó, en las tierras templadas del norte cuando su tribu retornaba a los pagos sureños. Dicen que su madre lo fue a buscar y lo entregó a un genio de la naturaleza para que le diera el correctivo más eficaz... Y el indiecito se convirtió en calafate, la planta del fruto penitente que si se come atrae irresistiblemente al sur.
Y así coinciden la leyenda del origen de la violeta amarilla o pilún dewu, la creación del Gran Pillán araucano, que empezó con el otro viviente bello y resistente de esta flores, el otro oro mineral que ambicionaba para su ruca divina y que tan generosamente le entregará Lil, el rico sin alegría...
O la leyenda de la ñaculahuén, la hierba sagrada que cura las úlceras... y que recuerda el entrañable amor del bravo Cacique Loncopán y de Pilmaiquén, la enamorada esposa que diera su vida y sus fuerzas para que Loncopán sanara el terrible mal que lo llevaba a la muerte...
O la leyenda de la mutisia, o la leyenda del pehuén.. ¡Y de tantas otras leyendas y mitos! .Los indios de las tierras patagónicas saben que un mismo hilo sagrado une a Ngen Lemú, a los árboles sagrados, las plantas mágicas o diabólicas, o las hierbas medicinales o alucinógenas y a la flora de leyendas y tradiciones... Y lo preservan y lo respetan, enseñando a sus descendientes hacerlo también. Porque en el más austral rincón del planeta la llama divina no se apagado...
Quizás se deba a que las culturas aborígenes no han echado al olvido la única gran verdad, el misterio de los misterios: la Vida. Y la celebran...

Fuente: Leyendas Argentinas










martes, 22 de marzo de 2011

Corta tu rama

TÚ PUEDES VOLAR MÁS ALTO!
Cuenta la leyenda que el rey de una lejana comarca, un buen día recibió en obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenase.
Al cabo de algunos meses, el rey pidió informe al maestro cetrero acerca del entrenamiento de las valiosas aves.
El maestro le informó que uno de los halcones respondía perfectamente al entrenamiento, pero que el otro no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día de su llegada.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar al ave.

Entonces decidió encargar la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió…
En un acto de desesperación, el rey decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una jugosa recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.

A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente frente a las ventanas de su palacio. El rey le dijo a su corte, ¡Traedme al autor de este milagro!. Su corte rápidamente le presentó a un campesino.

El rey le preguntó:

¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago?
Intimidado, el campesino le dijo al rey:
No fue magia ni ciencia, mi señor, sólo corté la rama, el halcón se dio cuenta de que tenía alas…y voló.


Las crónicas narran que desde entonces el halcón voló libre y sin restricción alguna y el rey simplemente disfrutaba de su vuelo…
…Y tú, ¿a qué estás aferrado que te impide volar?
…¿qué es eso de lo que no te puedes soltar?
Vivimos dentro de una zona de comodidad donde nos movemos y creemos que eso es lo único que existe.
Dentro de esa zona está todo lo que sabemos y todo lo que creemos....
Convivimos con nuestros valores nuestros miedos y nuestras limitaciones.
En esa zona reina nuestro pasado y nuestra historia.
Tenemos sueños, queremos resultados, buscamos oportunidades, pero no siempre estamos dispuestos a correr riesgos.
No siempre estamos dispuestos a transitar caminos difíciles.
¡Deja de aferrarte a tu propia rama y corre el riesgo de volar más alto!




¡ATRÉVETE A VOLAR !
¡NO TE LAMENTES DE TUS FRACASOS NI DE TUS CAÍDAS, OTROS MUCHOS, COMO CRISTO, SE LEVANTARON, MIRARON HACIA ARRIBA Y REALIZARON SUS SUEÑOS!

(desconozco el autor)


lunes, 9 de noviembre de 2009

LEYENDA ÁRABE

Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban,

Por el desierto y en un determinado punto
del viaje discutieron.
El otro ofendido sin nada que decir,
escribió en la arena:
Hoy, mi mejor amigo
me pegó una bofetada en el rostro.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis
Donde decidieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastimado
comenzó a ahogarse,
siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
Hoy, mi megor amigo me salvó la vida
Intrigado, el amigo preguntó
¿Por qué después que te lastimé,
escribiste en la arena y
ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
Cuando un gran amigo nos ofende,
debemos escribir en la arena
donde el viento del olvido y el perdón se
encargarán de borrarlo y apagarlo;
por otro lado cuando nos pase algo grandioso,
debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón
donde ningún viento en todo el mundo
podrá borrarlo.