martes, 10 de noviembre de 2009

Y NO SE TRATA DE PERDÓN NI OLVIDO...

"Y no se trata de perdón ni olvido...
En un segundo puede derrumbarse lo que se tardó años en construir", suele decir la gente cuando habla de amistad, de afectos, de compañerismo. Y basta una debilidad, una equivocación del otro, para que se borren de un plumazo tantas y tantas cosas buenas compartidas, vividas, sufridas, gozadas.
Nuestra goma de borrar es más grande y poderosa que nuestra memoria.
Acaso sentirá un cuaderno de clase por qué se hizo mancha de tinta en sus hojas?
El ser humano es vulnerable y débil, a veces hace, sin pensarlo, un comentario tonto, a veces dice, en un momento de rabia, de cansancio o enojo algo inadecuado. Y esas palabras que el viento de la generosidad y la benevolencia debería llevarse sobre sus alas, como se lleva las livianas hojas amarillas, son convertidas en pesadas piedras, en cortantes cuchillos, en armas destructivas.
Por qué? Porque es más fácil destruir que comprender. Porque es más cómodo ser víctima que se héroe. Porque es más tentado juzgar que defender.
Y hasta se siente una especie de alegría cuando puede comprobarse que el otro "nos falló", o como si hubiésemos estado esperando que lo hiciera para decir "yo sabía que tarde o temprano iba a suceder", "estaba seguro de que iba a hacerlo alguna vez".
En lugar de apenarnos por lo que perdemos, nos enorgullecemos de haber previsto que "íbamos a perderlo".
Qué pequeños nos volvemos cuando actuamos así! Qué minúsculos e insignificantes nos volvemos cuando cerramos con siete vueltas de llave nuestro corazón y nuestro entendimiento y nos negamos a darle otra oportunidad a quien nos causó esa pena, esa decepción!
Acaso nuestro cariño era tan poca cosa que podía eliminarse en un instante?
Acaso somos dioses perfectos para exigir la perfección de los demás?
Nadie nos enseñó nunca, que son los verdaderamente grandes y valiosos los que pueden cerrar los ojos, por una vez, para no ver la bruma, la penosa neblina de la ofensa, borrar el manchón de tinta, arrancar esa hoja solamente y salvar todo lo bello que hubo antes, los largos días de afecto, de las luchas hombro a hombro, de las confidencias y de las claras identificaciones en el otro?
AMIGO, AMIGA: quiero que sepas que voy a amarte aunque alguna vez me falles, aunque alguna vez me hagas llorar, aunque alguna vez encrespes el deaje de mi enojo.
Porque si llegué a quererte y si llegaste a quererme, tendrá que venirse a abajo el mundo entero para que los hondos cimientos de nuestra amistad, se hundan en él.
Y... NO SE TRATA DE "PERDÓN" NI "OLVIDO", SINO DE... TANTOS AGRADECIMIENTOS!


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